Hasta hace poco la economía estadounidense destacaba por su persistente crecimiento a largo plazo, respaldada por la solidez del consumo. Sin embargo, los datos económicos de Estados Unidos muestran una ralentización en una amplia gama de indicadores, como la revisión a la baja de las nóminas no agrícolas que tuvo lugar a principios de agosto. De cara al futuro, la constante incertidumbre política, las presiones arancelarias y el enfriamiento del mercado laboral podrían deteriorar la trayectoria de la economía, ya que la desaceleración podría agravarse si estas dificultades se mantienen.
 
Por el contrario, la economía de Europa está volviendo a cobrar impulso. El sector servicios y el consumo privado están ayudando a contrarrestar los factores adversos que frenan la fabricación, mientras que los mercados laborales mantienen su solidez. En este contexto, creemos que el euro se revalorizará frente al dólar a medida que los estímulos fiscales alemanas vayan surtiendo efecto, mientras que el yen japonés debería beneficiarse de la reducción de los diferenciales de tipos reales.
 
El mercado de renta variable estadounidense constituye una de las principales amenazas para una visión más moderada del dólar. Durante los últimos diez años, la sólida demanda mundial de renta variable estadounidense, especialmente del sector tecnológico, ha sido una fuente importante de revalorización del dólar. Gran parte de este capital ha procedido de Japón y Europa, donde los tipos de interés persistentemente bajos, el débil crecimiento y las políticas disuasorias para los inversores han redirigido la inversión hacia activos estadounidenses de mayor rendimiento.
 
Los sólidos resultados registrados por los activos estadounidenses también han atraído a inversores pasivos como los fondos soberanos y han frenado las salidas de capital de Estados Unidos a los mercados emergentes.
 
Este ciclo podría estar cambiando. Las valoraciones de la renta variable estadounidense son excepcionalmente altas, tanto en términos absolutos como relativos, pero, por otro lado, si sigue generando buenos resultados, el dólar podría mantener su solidez a pesar de las dificultades. En líneas generales, si persiste el discurso del excepcionalismo estadounidense, debido al rendimiento superior del mercado de renta variable o a un crecimiento más sólido, el dólar podría mantenerse firme durante más tiempo a pesar de los contratiempos cíclicos actuales.
 
La idea de que el dólar estadounidense merece un descuento estructural, ante las amenazas contra la independencia de la Reserva Federal, las vulnerabilidades en el ámbito fiscal y el creciente discurso de desdolarización, está cobrando impulso.
 
Dicho esto, no existe una amenaza inmediata para la hegemonía del billete verde, ya que sigue desempeñando tres funciones vitales en el sistema financiero mundial, al ser la divisa líder en el comercio internacional y los flujos de capital transfronterizos, el principal componente de las reservas oficiales y el depósito de valor preferido del sector privado en periodos de tensión económica. Además, no ha surgido ninguna alternativa viable: el euro carece de un activo seguro unificado y el renminbi está limitado por los controles de capital. A menos que otras economías desarrollen mercados de capitales más profundos y líquidos, lo más probable es que el dólar mantenga su hegemonía, e incluso podría volver a fortalecerse si se dan las condiciones adecuadas.
 
Así pues, aunque es posible que asistamos a una caída cíclica táctica y prolongada del dólar, la magnitud de la economía estadounidense y de sus mercados financieros debería seguir respaldando la posición de liderazgo de la divisa.